Resulta que el hijo de Roca salió de marcha a la discoteca una noche y le robaron el abrigo. Total que, a la mañana siguiente, Jimeno se personó en la costurera y le dijo: “Maricarmen, arregla este abrigo de mi marido y ponlo a la talla de mi hijo que no tengo un duro ni para comprar otro nuevo en las rebajas... Este pueblo está lleno de ladrones y chorizos... ¡Qué asco!”...
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