"Riéndose, me dijeron que mi perra, Lola, se había perdido", cuenta desde Pontevedra. "No las creí hasta que me dijeron que tenía dos opciones: una, volar, y la otra, buscar yo a mi perro". García, un estudiante de peluquería de 17 años, viajaba el lunes de Alicante a Vigo, con escala en Madrid. Lo acompañaba, en la bodega, su cocker de año y medio blanco y marrón, Lola. "La caja en la que viajaba tenía el asa rota y lo avisé. Pero no me hicieron caso, se les debió de caer y se abrió", cuenta.
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