El problema es que Ribera se ha plantado en el “no”, pero no necesariamente porque esté de acuerdo con el sistema de economía circular impuesto por Ecoembes, sino porque tiene miedo de la reacción que este monopolio tendría si rompen su dominio en el mundo del reciclaje. Las fuentes confirman que este conglomerado de empresas envasadoras “presionan” constantemente al Gobierno para que no deje pasar a estos nuevos sistemas como el SDDR. Y Ribera, de momento, ha cedido sin contemplaciones.
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