No cobrar ni un euro por trabajar. Ese es el destino de numerosos jóvenes cuando acaban la universidad. Muchos de ellos aceptan resignados ofertas de prácticas sin remuneración, mientras algunas empresas lo venden bajo el lema 'Te estoy dando la oportunidad de aprender, qué mas quieres'. Otros no están por la labor de pasar por el aro de una manera tan humillante: es el caso de Carlos, un joven catalán de 24 años que explotó cuando recibió por email la propuesta de Bloom Estudio (una empresa dedicada al diseño y lanzamiento de páginas web).
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