El ser humano es vulnerable a muchas sensaciones externas, pero pocas son tan desoladoras como la de sorprenderse a uno mismo haciendo el ridículo. Por ignorante, especialmente, por vivir en la inopia, por no saber interpretar lo más elemental que se presenta ante nosotros, por ir de listillos, por desahogar toda la ira con protestas y bufidos que no conducen a nada, más que a un consuelo pasajero e inútil.
|
etiquetas: energía , solar