El Registro Civil de Barcelona arrastra un monumental colapso pese a que no ha dejado de prestar su servicio por el coronavirus y su actividad fue considerada esencial por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Cada día a las puertas del edificio judicial, en la plaza Duc de Medinaceli de Barcelona, se extiende una larguísima cola de personas que tratan de hacerse un hueco en el atasco, entre ellas, parejas no casadas que acuden con sus bebes recién nacidos en brazos para inscribirlos personas que acaban de perder a un familiar.
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