Hace algunos años, en una visita a Corea del Norte, tuve la suerte de que me asignaran un “guardaespaldas” genial al cual voy a llamar Sr. Chae. Con suma paciencia me condujo por ese país arruinado y hambriento... La gente de Corea del Sur, dijo, se estaba mestizando.
Se casaban con extranjeros —incluso con soldados estadounidenses
negros, o eso había oído para su evidente disgusto— y estaban perdiendo su pureza y categoría.
Traducción al castellano en #1