A lo largo del siglo XX ha cambiado mucho lo que podemos hacer gracias a la electricidad pero la estructura que la sustenta sigue siendo la misma: un sistema de distribución que desde unos pocos centros de generación abastece millones de puntos de consumo. Por eso hace tiempo que se impulsa la creación de una red eléctrica inteligente que, al estilo de Internet, se base en nodos independientes capaces de comunicarse entre ellos. El camino, explica la Unión Europea, es altamente complejo.
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