Desde que tengo uso de razón he visto y he jugado al fútbol y creo seguiré haciendo las dos cosas mientras pueda. Sin embargo, he sido capaz de acumular un buen número de razones por las que debería dejar de verlo por televisión. El fútbol, tal y como nos lo venden, dejó hace tiempo de ser un deporte para convertirse en un monumental negocio para los clientes menos exigentes y más manipulables que existen: la sociedad de consumo.
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