Lo que ha conseguido demostrar un equipo de investigación de la Universidad Humboldt en Berlin es que las ratas pueden aprender a jugar al escondite con los humanos. Los datos del estudio que nos va a ayudar a entender mejor la base neuroconductual del juego en animales. Las ratas aprendieron a esconderse y a buscar a los jugadores humanos. Y lo hicieron, todo hay que decirlo, con un elevado nivel de competencia.
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