Nuevos seis radares piezoeléctricos, que se entierran debajo del asfalto y se activan cuando un vehículo supera los límites de velocidad permitidos. La gran ventaja de estos aparatos, es que no pueden ser detectados por los inhibidores que utilizan algunos conductores para neutralizar las ondas de los radares convencionales y evitar así la foto y la multa.
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