Desde Ghost World, ninguna película había logrado plasmar una relación entre adolescentes tan real y convincente como la de Amanda y Rebecca. En ambas historias, los personajes muestran con una honestidad brutal las contradicciones y complejidades de la amistad en la adolescencia, ese extraño territorio donde la complicidad puede coexistir con la alienación y el conflicto, creando un retrato conmovedor y universal de una etapa cargada de incertidumbre. En el artículo está la película.
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Osti tú, qué pereza...