Estábamos en un cementerio de Londres frente a una tumba que ponía: "en memoria de Thomas Sayers". Nos preguntaron si sabíamos quién era y todos dijimos que no. Resulta que cuando Thomas Sayers murió la situación era muy distinta. Fue el deportista más importante de la era victoriana. El 1er campeón de lucha. A su último combate asistieron miles. Se movilizaron trenes especiales, entre quienes estaban el primer ministro, Charles Dickens y William Thackeray. La reina pidió que se le informara del resultado. A su funeral fueron 100.000 personas.
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