La lengua que hablaba Jesucristo está al borde de la extinción. En el norte de Siria, los últimos pueblos del mundo que todavía hablan arameo, y que suman unas 18 mil personas, luchan por preservar su lengua milenaria del olvido. Sean ancianos o niños, cristianos o musulmanes, los habitantes del pueblo montañoso de Maalula, 50 Km al norte de Damasco, están orgullosos de ser de los pocos que saben expresarse en la lengua de Cristo y no están dispuestos a permitir que se extinga.
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