Me parece que ciertos elogios del emprendedor y de la reinvención no son en absoluto inocentes. Y menos aún en boca de según quien. Responden a una tendencia ideológica que consiste en convertir los problemas sociales en problemas personales, o en déficits de capacidades. Tengo la sensación de que se está imponiendo lentamente una nueva definición de parado: dícese de alguien que no tiene espíritu emprendedor. Aunque sea políticamente incorrecto, creo que el mito de que solo saldremos adelante con innovadores emprendedores y creativos olvida...
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