La crisis humanitaria en la frontera de Bielorrusia con Polonia y la tensión con el gas en Europa tienen un denominador común: la Rusia de Vladimir Putin. Este estado aprovecha su posición para presionar a la Unión Europea a través del líder bielorruso Alexandr Lukashenko, que pone la cara visible a toda la maniobra de dejar pasar a los inmigrantes que vienen de Siria. Mientras, con el gas Putin se aprovecha de la dependencia de centro Europa y los precios para chantajear a Bruselas
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