Cuando los técnicos acudían al puticlub para preguntarle al dueño, éste les aseguraba que él se abastecía por medio de un grupo electrógeno que funcionaba con gasoil y, para demostrarles que no mentía, les pedía que escucharan el fuerte sonido que producía el generador eléctrico. Lo que no podían imaginarse los operarios era que, cada vez que el gerente se percataba de su presencia, introducía en el potente equipo de música de la sala un CD que reproducía el mismo sonido de un grupo electrógeno.
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