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Pues una X como una catedral

La hipocresía tan natural en estas tierras carpetovetónicas tan nuestras, conduce a que un niño de 12 años pueda saltar un cercado en las fiestas patronales para correr delante de una vaquilla, un chico o una chica con 16 años se pueda casar, tener hijos y abortar. Pero no pueden entrar a un concierto de Pop en una sala porque en su barra se venden bebidas alcohólicas y ello vulnera la ley anti-botellón. No pueden, ni siquiera acompañando a su padre, ni aunque su madre sea la que actúa esa noche. Como lo oyen.

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