El filósofo indaga en cómo podríamos ser más libres en el modo en que desplegamos nuestra energía amorosa y sexual. Y no, para nada es un acto mecánico. El sexo se hace, pero también se piensa. Los expertos en sexualidad siempre recuerdan que en la práctica amatoria importa más la mente que el físico. Y no solo lo que tiene que ver con las inseguridades, las expectativas o las vergüenzas de cada uno, sino también la idea preconcebida, en su dimensión filosófica, de lo que comporta el acto sexual. Conviene pensar y repensar en cómo lo hacemos...
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