La instrumentalización que está tratando de hacer la extrema derecha, desviando el tiro y tratando de apropiarse de las protestas, hace complicado un posicionamiento claro y convencido del resto de la ciudadanía al respecto. La arrogancia con la que se ve el campo desde la ciudad y la falta de estrategia por parte de la izquierda, cuyo mando es todavía demasiado urbanita, está dejando el terreno allanado para que se cuelen los marcos reaccionarios y los intereses partidistas en esta nueva movilización.
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