Surge así la otra cara de “La Central”, la de pasillos oscuros y empleados de pose soviética. Surge así una Marta Ramoneda victoriosa que nos vende, con jactancia, desde una entrevista en “Jot Down”, su éxito comercial. Lástima que en “Jot Down” los lectores son tenidos por algo más que pasivos receptores de mensajes, y escriben comentarios. Tras leerlos, yo acuso a los gerentes de “La Central” de haber incumplido los 10 mandamientos que, en coherencia, deberían regir la vida de un empresario librero que proyecta progresismo.
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