Los hechos por los que será procesada se remontan al 6 de septiembre del 2006. La acusada, según el Ministerio Público, se presentó en el centro comercial Carrefour acompañada de su hijo. éste iba provisto de unos cuantos códigos de barras autoadhesivos que había confeccionado previamente a través de un programa informático con el propósito de colocárselos a otros tantos productos. Esos adhesivos, según el fiscal, «al ser comprobados por los lectores de las cajas, impedirían la contabilización del precio real, marcando uno muy inferior».
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