Roberto desapareció el pasado 18 de febrero en Casarrubios, un pequeño pueblo de Toledo. Horas después, en el Álamo, una localidad a tan solo 7 kilómetros de distancia, un individuo que se tapaba la cara para evitar que le grabase la cámara de seguridad, se acercó al único cajero del lugar e introdujo la tarjeta de crédito de Roberto
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