A mi hermano lo asesinaron igual que a cualquier otro inocente, por la imposición de su proyecto totalitario y mafioso. Los presos fueron una disculpa para esa pena de muerte anunciada, y lo saben ETA y los presos. A mí nunca me van a poder pedir que haga el más mínimo gesto con los presos, porque tampoco los presos hicieron el más mínimo gesto para intentar salvar la vida de mi hermano Miguel Ángel. Por tanto, que ni a mí, ni a mis padres nos pidan el más mínimo gesto por cualquier favor que hagan los presos; porque no lo vamos a tener.
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