El fuego que le costó la vida a un recluso lo inició el propio fallecido. Lo hizo con un mechero al prender un colchón de su celda; en ese momento, estaba en aislamiento. La pregunta es por qué tenía un encendedor, un elemento potencialmente peligroso para mantener la seguridad del centro; y la respuesta es que lo tenía porque podía, aunque existen normas estrictas sobre lo que se puede y no tener en prisión, los mecheros no están prohibidos en prisión, salvo en casos concretos. En este supuesto, el preso fallecido no lo tenía prohibido.
|
etiquetas: salamanca , centro penitenciario , topas , incendio , recluso , fallecido