El otro día volvió a pasar. Entré en una farmacia caso completamente afónica pidiendo lizipaina o algo similar. – ¿Seguro que es eso lo que quieres? Yo no te lo recomendaría – me dijo la farmacéutica. – ¿Qué me recomiendas entonces? – pregunte esperando tal vez algún medicamento más reciente y eficaz. En esto veo que se gira y se dirige un estante que tiene a su espalda lleno de productos de homeopatía. ¡Otra vez no, por favor! – Homeopatía no te voy a comprar – la interrumpí.
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