Ser pirata o corsario eran actividades muy parecidas: unos por cuenta propia, otros bajo las órdenes de un gobierno, lo cierto es que después de la llegada de Colón a América cualquier europeo que dispusiera de una nave se iba a lanzar al mar para conquistar alguna tierra y plantar bandera. Si eso no se puede, habrá que atracar un barco. Dampier siempre rondaba por esa zona buscando el galeón de Manila —joya española y objeto de deseo de cada marino inglés—, subía y bajaba entre California y el cabo de Hornos y esquivaba como podía los cañones
|
etiquetas: robinson