El petróleo se encuentra inmerso en un mercado bajista, que es producto tanto del lado de la oferta (producción) como el de la demanda (consumo). La producción, tal y como se preveía el año pasado, mantiene su fortaleza, mientras que la demanda está sufriendo el golpe del coronavirus y ha sufrido la primera caída en un trimestre desde la crisis financiera de 2009. El fino equilibrio sobre el que camina la cotización del crudo puede romperse en cualquier momento hacía cualquier lado.
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