Es evidente, o lo debería ser para la gran mayoría de la población, que la Colla dels Blaus de Granollers no pretendía enseñar a niños y mayores cómo fabricar cócteles molotov, ni agredir a la policía nacional o los mossos d’esquadra, sino representar simbólicamente lo que las fuerzas y cuerpos de seguridad suponen para muchos colectivos en gran cantidad de ocasiones
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Creo que es indefendible el hecho de que el autor del artículo quiera hacer pasar por chiquilladas carnavalescas, folclóricas y festivas un acto de muy mal gusto, no de celebración, sino de odio (o celebración del odio). Vuelvo a decir que no defiendo que este tipo de actos, por muy obscenos y de evidente mal gusto y odio que sean, constituyan delito ni nada que se le parezca (siempre que quede en eso, en lanzarle algo a un muñeco, tenga el muñeco la cara que tenga).
(Se escribe espurio)
Si eres monárquico o si eres el político reflejado igual te parece de mal gusto, pero sigue siendo un acto festivo lo mires desde donde lo mires.
Te respondo: a mí no me ofende que se tiren piedras a objetos inanimados, tengan estos el rostro de un monarca o el vestuario de un policía, ni creo que deba perseguirse judicial y penalmente si se hace.
Lo que sí me molesta y ofende hasta cierto punto (tampoco mucho) es la cobardía de no llamar a las cosas por su nombre, de querer engañar (en el caso del artículo recurriendo a argumentos vacíos).
Sí, siempre han existido en fiestas celebraciones de inversión del poder (fiesta del obispillo y del asno en el medievo o la comedia antigua aristofánica, por citar alguna clásica), pero ¿de verdad esta lo es? Yo creo que no.
Yo tampoco me molestaré en responderte, pero sí en votarte negativo por los insultos gratuitos.
Lo de la paja y la viga de siempre, vamos.