En medio del horror de la 2ª Guerra Mundial, de los campos de concentración y las cámaras de gas, de los casi 60 millones de muertos, del infierno atómico y de tantas y tantas indecibles atrocidades, hubo un detalle quizá no gracioso en sí mismo, pero que fue recibido con humor y como distracción por los soldados del frente: postales que confrontaban el sexo con la guerra, intentando desmoralizar al oponente, invitándolo a desertar y huir en pos de los placeres de la vida. Las imágenes las imprimieron por miles tanto las potencias del Eje...
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