Nuestras bisabuelas y abuelas lucharon para que la mujer tenga voz y voto, para que podamos conducir, hacer lo que queramos y ser libres. Actualmente, las mujeres seguimos luchando para que nuestro cuerpo no sea parte de una industria que nos dice cómo vestir y cómo ser. Nosotros no tenemos una gruesa capa de pelo para pasar el invierno sin ropa. Por eso nos vestimos. Pero darle importancia a la ropa o situarla en un plano ético y moralista, me parece estúpido. Yo no entro en el juego. Y seguiré desnudándome. Y seguirán denunciando las fotos
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