Las ciudades están plagadas de coches con los faros delanteros amarillos u opacos. Es la forma perfecta de diferenciar cuando un coche tiene ya algunos años dado que los nuevos aún no presentan este problema. La plaga de los faros empañados y amarillentos se extiende como si fuese una gripe o la peste en sus mejores tiempos. Sin embargo se trata de una enfermedad moderna que afecta a los coches y la razón que explica este ‘contagio’ masivo la encontramos en el material con el que están hechos los faros de los automóviles modernos.
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