Políticos y medios tradicionales andan quejosos como el niño destronado con la llegada de un bebé a la familia. No consiguen entender que fue su fracaso el que alumbró el éxito de otras fuerzas políticas y no al revés. La mala noticia es que, por el mismo procedimiento carente de rigor que nos venden fraudes informativos con el de Nadia, nos llenan de fábulas en temas de gran trascendencia social.
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