Rosa se quedó en la calle a los 39 años después de romper con su pareja. Al salir del hospital tras la enésima paliza decidió no volver a casa. Estuvo un par de semanas durmiendo en una pensión gastando el poco dinero que tenía y después buscó un rincón en un parque cercano a la Estación de Sants para dormir entre cartones aprovechando el clima primaveral. De esta primera etapa en la calle, que duró poco más de un mes, tiene grabado en el recuerdo el miedo. Dormía más de día que de noche. Parte 2
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