Los escasos 2,15 metros de profundidad juegan en contra de la velocidad, complicando los récords mundiales. Desde Pekín 2008 todas las piscinas olímpicas se habían quedado cerca o habían superado los tres metros de profundidad, al coincidir que se disputaban en ellas también las pruebas de natación sincronizada. El motivo es bien sabido por cualquier nadador: una mayor profundidad rebaja la turbulencia y limpia el agua, frenando en menor medida el deslizamiento del cuerpo. Simplificándolo aún más, cuanto más honda es una piscina, mejor circula
|
etiquetas: juegos olímpicos , piscina , paris , cumple , reglas , normas , fin