Es la cara B de nuestra democracia, un resorte interno de control que se activa cuando se abren cuestionamientos sobre sus límites, heredados del proceso transicional. Independientemente de la sinceridad del gesto de Pedro Sánchez, lo que está claro es que el discurso del PSOE ha cambiado. Hasta hace cinco minutos, vivíamos en una “democracia plena” que no admitía grandes replanteamientos críticos. Por el contrario, ahora estamos instalados en medio del “fango” y es urgente una “regeneración pendiente”
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