Una pequeña planta de palmera datilera (Phoenix dactylifera) creciendo en una sencilla maceta de plástico. Mírenla bien de nuevo. Está algo amarillenta, como cansada. Vieja a pesar de su juventud, falta de fuerza. Es lógico. Ha tardado 2.000 años en nacer. Acaba de ver la luz y ya es la planta viva genéticamente más vieja del mundo.
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