Cuando su hermano y la Policía llegaron, el pasillo y el salón estaban llenos de sangre y mechones de pelos arrancados de la mujer, que estaba herida. La víctima, una mujer con una discapacidad auditiva de más del 60%. El agresor, su compañero sentimental, un individuo que ya había sido condenado en firme por violencia doméstica y de género hace cuatro años. Los hechos tuvieron lugar en una vivienda de Murcia y fueron presenciados por el hijo de la mujer, un joven con un grado de discapacidad reconocido de casi el 90%.
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