"No han entendido la envergadura del cambio político en el que estamos", decía Pedro Sánchez esta misma semana sobre Felipe González, Rubalcaba, Zapatero y los líderes territoriales que renegaban de él. Las primarias han demostrado que no entendieron ni el cambio político, ni -lo que es más grave- el cambio en su propio partido: era de tal envergadura que la militancia ha hecho un corte de mangas épico a su establishment y está preparada para afrontar una etapa sin popes, ni papas, ni barones, ni sultanas, ni tutelas, ni tutías.
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