No era una faceta desconocida del actor pero no se conocía bien. Desde que entró en un Datsun, Newman decidió actuar solo para poder costearse las carreras de coches. Cuando su hijo murió de sobredosis, decidió centrarse en competir para olvidarse en todo lo demás. Al final logró quedar segundo en Le Mans, donde se alcanzan velocidades cercanas a los 400 km/h dándose el placer de arrollar a tres paparazzis en una salida de boxes.
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