Hoy en día, en nuestro país, Estado y religión siguen caminos diferentes y es posible que una mujer pueda ser madre sin estar casada o no tener pareja, alejada del matrimonio. De hacerlo, el único peligro al que se enfrenta es el chismorreo de sus vecinos. Sin embargo, hubo un tiempo, allá por los siglos XV-XVIII, en que Estado y religión eran una misma cosa.
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