En España tenemos un problema de selección de representantes, necesitamos mejorar su calidad, pero cómo hacerlo. Pongamos que subimos los salarios de los cargos electos. Asumamos que eso hace que muchos jóvenes talentosos y ambiciosos se apunten a los partidos políticos para llegar a lo más alto en un tiempo razonable. Lo que se encuentran es una organización extremadamente jerárquica y cerrada. La ascensión no se basa en méritos sino en las afinidades y grupos en torno a los superiores. Los partidos en España son máquinas de dilapidar talento.
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