¿Qué intentaba ocultar la pequeña máquina del fango españolaza al atacar ferozmente a Monedero y más tarde a Zapata? ¿A quién protegía y beneficiaba el vocerío de ese aterrador ejército de columnistas de a 300.000 euros anuales, millonarios editores editorialistas, escandalizadas monjas laicas y tertulianos bien trajeados con y sin gomina? La respuesta se puede resumir en una palabra: Púnica. O en dos: Púnica y Gürtel.
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