Cuando en 1857 la reina Isabel II -esa que tan bien describen los hermanos Bécquer en Los Borbones en pelota- viajó a Alicante para inaugurar el ferrocarril, la ciudad tenía unos cuarenta mil habitantes que se apiñaban en torno a los barrios que rodeaban el Castillo de Santa Bárbara. Por aquel entonces, los turistas no habían aparecido y la ciudad vivía del comercio, la actividad portuaria y la exportación de vinos.
|
etiquetas: alicante , renfe , despilfarro