Durante los últimos diez años, centenares de miles de parejas han colocado sus candados románticos en los paneles laterales del puente, lo que ha sobrecargado su peso y ha puesto en peligro su integridad material. Hace unos meses, el ayuntamiento decidió quitarlos todos. Pero restaba una pregunta, ¿qué hacer con ellos? La respuesta ha sido consonante al espíritu del puente: amor. O dicho de otro modo: utilizar los candaditos de un modo que tengan un efecto benéfico en otras personas. El ayuntamiento aspira a recaudar más de 100.000 euros.
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