París no quiere ser Ottawa. Y el Gobierno francés no quiere vivir, a dos meses de las elecciones presidenciales, una versión pandémica de las protestas de los chalecos amarillos que pusieron en jaque al Elíseo al inicio del mandato que Emmanuel Macron busca renovar en abril. Aunque el Ejecutivo trata de minimizar el alcance de esta nueva revuelta ciudadana, de manera preventiva, la Prefectura de Policía de la capital francesa ha anunciado este jueves la prohibición de los “convoyes de la libertad”, el movimiento motorizado que, inspirado en la
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