La presión, ya de por si elevada en los últimos meses, se ha hecho “insoportable” desde que la Audiencia Nacional dictara sentencia el pasado 1 de junio, según admite J.F., el padre de María José. Su hija ha abandonado el pueblo ante el acoso que sufría. Ellos tienen hechas las maletas para dejar atrás esa Alsasua que hace dos décadas se convirtió en una parada de libertad en el viaje que emprendieron desde su Ecuador natal y que ahora se ha convertido en su particular prisión.
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