Todo comenzó cuando Europa estaba anegada por la sangre de miles de jóvenes soldados caídos en los inicios de la I Guerra Mundial. Un día de la primavera de 1915 llegó al Palacio Real de Madrid una carta desde Burdeos (Francia) cuyo destinatario era el rey Alfonso XIII. En ella, una mujer francesa pedía ayuda al monarca español para encontrar a su marido, desaparecido tras la batalla de Charleroi, sucedida a finales de agosto de 1914.
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