«No es un tópico la influencia de los clubes, porque no sólo pidió mi cabeza, sino también la de José Ángel de la Casa y Pedro Barthe pero con ellos no pudo porque eran fijos. Eso sí, el Madrid estuvo año y medio sin hablar hasta que Michel y De la Casa se reunieron y llegaron a un acuerdo. A mí, en febrero del 89 me despidieron y no me renovaron por aquella jugada en la que el Real Madrid quedaba mal. Aquello me marcó. Todavía me acuerdo y me duele.».
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