Pablo Motos es mi jefe y es mi amigo. A lo primero no le doy demasiada importancia, pues tarde o temprano lo dejará de ser. Sin embargo, lo segundo sí es trascendente porque Pablo será mi amigo toda la vida, pase lo que pase y sople el viento de cara o en contra. Vaya esta declaración por delante, pero que le quiera y le admire, no significa que no pueda ser objetivo a la hora de hablar de uno de los ataques mediáticos más injustos que se han hecho jamás contra un comunicador.
|
etiquetas: pablo motos , juan del val , el hormiguero , censura , sectarismo